Por si la frondosidad mediática y la hipersaturación informativa fuera escasa, la cabecera norteamericana de referencia The New York Times ha sorprendido con el lanzamiento de una edición (en papel y en la web) falsa, a medio camino entre la bisutería trash de un News of the World y whisful thinking anticipatorio: una especie de hoja de ruta o esperanzado gps dirigido a un Obama en pleno éxtasis postelectoral (cierre de Guantánamo, fin de la guerra de Irak y repatriación de tropas, saneamiento económico, etc...).Cuando el maridaje malsano entre información y opinión y la crisis de credibilidad cae como una espesa niebla en la selva blogosférica y, en general, en la información digital, hechos como éste (pese a la intencionalidad cómico-futurista que la ha animado -está fechando, no en vano, en julio de 2009) vienen a emborronar todavía un poquito más la difusa linde entre diferentes ejercicios periodísticos, relativizando el rigor y probidad de una de las más prestigiosas empresas periodísticas norteamericanas, abismando un poco más al receptor en un caos en el que hasta las referencias más estables le son escamoteadas.
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